Cuando mirar a los ojos es parte del éxito

29 Oct
La expresión de los ojos

Podemos decir muchísimas cosas sólo con los ojos.

Durante una conversación (e incluso cuando observamos desde lejos a alguien) la atención de las personas se centra principalmente en la cara. Cerca del 80 por ciento del tiempo que nos ven, las miradas se dirigen a nuestro rostro. Y de todo el tiempo que nos miran a la cara, la mayor parte la atención se centra en los ojos

Dicen que «Los ojos son el espejo del alma». En muchas ocasiones pueden revelar nuestros sentimientos más íntimos. Se puede «fulminar con la mirada» e incluso hay «miradas que matan». Muchas frases y decires aluden al valor de los ojos como expresión. Cuando nos sorprendemos es natural abrir los ojos en forma desmesurada, cuando nos enojamos ellos se tienden a cerrar, si algo nos agrada las pupilas se dilatan, en cambio si algo nos disgusta, las pupilas se contraen. Tanto la dilatación como la contracción de las pupilas son gestos involuntarios que muchos vendedores utilizan para prever la aceptación de sus productos por parte de sus posibles clientes.

Hay investigaciones relacionadas con la expresión ocular desde la dilatación de la pupila como respuesta a  diversas situaciones, estimulación mediante los ojos, de primates y otros animales. También se ha realizado análisis de conducta humana frente a parámetros relacionados con los ojos y la mirada.

Hacia dónde dirigimos la vista, el tiempo que permanecemos mirando, la distancia entre nuestros ojos y la persona (u objeto) dicen mucho acerca de nosotros.

Hay factores determinados culturalmente, por ejemplo, el que los árabes utilicen lentes obscuros para regatear precios no es una casualidad. Es comúnmente sabido en Arabia que si el vendedor puede ver los ojos del comprador la expresión de estos puede echar por tierra un buen negocio.

Las diferencias interculturales relativas al comportamiento visual son considerables y algunas veces importantes. El antropólogo Edward Hall ha observado que los árabes se paran muy cerca para conversar y se miran intensamente a los ojos mientras hablan. Los ingleses en cambio, a no ser que estén muy cerca, fijan intensamente los ojos en los de su interlocutor y realizan menos movimientos con la cabeza ya que sus parpadeos y la mirada fija señalan que están prestando atención. La costumbre norteamericana es variar continuamente la dirección de la mirada de un ojo a otro o apartar totalmente los dos del rostro.

Hay factores que son genéticos, como los estudios que proponen que los bebés responden a estímulos de ojos e incluso de dos manchas semejantes a ojos dibujadas sobre una hoja de papel.

En el caso de las investigaciones del Psicólogo Ralph Exline, de la Universidad de Delaware,se observó que los monos Rhesus también reaccionan violentamente cuando otro mono o un ser humano los mira fijo. En recientes experimentos de laboratorio, se investigó la comunicación a nivel hombre-mono, referente al comportamiento del ojo.

Se pudo comprobar que los simios respondían pacíficamente ante estímulos de una persona que se acercaba a ellos con los ojos cerrados, aun cuando la persona sacudiera fuertemente la jaula, el mono observaba, más bien con curiosidad, sin embargo, si la persona se acercaba mirándolos fijamente, ellos respondían alterados, con actitud agresiva.

En 1957 un empresario contrató a una persona para que estuviese mirando fijamente a sus empleados, generando así una presión psicológica que les obligaba a mantenerse trabajando sin descanso.

En los seres humanos, los estudios comprueban que el no mirar a los ojos del interlocutor genera una serie de ideas que hablan mal de la proyección de la persona. “Que es tímido”, “Que no le interesa lo que le estoy diciendo”, “Que me está ocultando algo”, “Que es inseguro”, “Que es mal educado”, “Que es irrespetuoso”, “Que me está mintiendo”. Evidentemente, todas estas ideas son negativas.

Las personas percibidas como “seguras de sí mismas” y “ganadoras” son aquellas que hacen más contacto visual positivo. Quienes no manejan este poderoso hábito –de mirar a los ojos—hacen contacto visual apenas un 30 por ciento del tiempo. Y al revés: quienes sí se proyectan bien en este ámbito, suelen hacer contacto visual aproximadamente un 70 por ciento del tiempo, y “juegan teatralmente” con el otro 30 por ciento.

Así es que si desea proyectar una imagen de éxito y seguridad, desea aprovechar las ventajas de conocer mejor a su interlocutor sin necesidad de muchas preguntas o desea producir algún tipo de respuesta específica entre sus colaboradores o con su pareja, lo mejor es que adquiera el hábito de cuidar la expresión de sus ojos y observar atenta y disimuladamente los de su interlocutor.

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